La música es un bien común de la humanidad y el uso terapéutico de la relación ser humano-música de los pueblos originarios de México también es patrimonio psico-cultural de la musicoterapia humanista, pues este vínculo ha sido una constante en la vida humana, siendo un medio de comunicación, comunión, conexión, expresión, transmisión de conocimientos y tradiciones. De ahí que se afirme que estos saberes ancestrales sean parte del linaje de los musicoterapeutas humanistas.
LA MÚSICA
La música no solo es una forma de arte, sino también una de las mejores maneras para sanar y trascender nuestra humanidad, ya sea individual o colectivamente. Quizá por esto nuestro vínculo con ella sigue siendo un elemento esencial de nuestra vida colectiva.
En la musicoterapia humanista, la relación ser humano-música ha sido un eje rector en la búsqueda de su uso terapéutico que ha llevado a que la música sea estudiada de manera formal, creativamente y como una relación que es parte de nuestra naturaleza humana. Esta afirmación se basa en varias razones fundamentales:
· Universalidad y diversidad cultural: La música es una expresión universal que trasciende culturas, idiomas, ideologías y generaciones. De hecho, a pesar de las diferencias culturales, la música es un elemento común que conecta a las personas, refleja su creatividad, sus emociones, hace visible las luchas compartidas, refleja elementos de nuestra condición humana, por mencionar algunas generalidades de nuestro vínculo con ella.
· Orígenes evolutivos: La música está ligada a nuestra evolución como seres sociales. Fomenta y facilita la comunicación, el contacto humano interpersonal como intrapersonal; ha sido un medio para nuestra conexión con la naturaleza y estimula la imaginación para comprender la complejidad de nuestra humanidad. Asuntos que sugieren que es una parte integral de nuestra naturaleza social.
· Contacto emocional y cognitivo: La música tiene un alcance profundo en nuestras emociones y funciones cognitivas. Puede facilitarnos vivir de manera consciente lo que nos ocurre a nivel personal y transpersonal, fenomenológicamente y existencialmente de manera subjetiva y cualitativa; puede ayudarnos a mejorar nuestra memoria y el estado de ánimo, y fortalece nuestras conexiones sociales.
· Neurobiología y psicología: Nuestro vínculo con la música nos humaniza y nosotros la humanizamos a través de lo que proyectamos en ella. En esta dinámica es que hay posibilidades de observar a nivel neurológico y psicológicamente rasgos de esta relación. Desde una perspectiva neurobiológica, la música activa áreas del cerebro asociadas con el placer, liberando dopamina; hay una estimulación emocional y empática importante; mejora nuestro bienestar mental; propicia el desarrollo de la consciencia de sí mismos; fortalece nuestras interacciones con el ambiente; y psicológicamente nos toca y nos permite proyectarnos en ella.
Tenemos la hipótesis de que lo que nos ocurre a los seres humanos en el vínculo con la música va más allá de lo que experimenta el cuerpo y nuestra naturaleza psicológica, pues esta relación es más que la suma de sus partes. Esto está basado en que hemos observado que se crea un nuevo nivel de abstracción o de conciencia o convergencia que todavía no podemos registrar o medir, pues la actividad de nuestro cerebro no es una evidencia contundente de nuestra experiencia subjetiva y cualitativa.
· Rol en la vida cotidiana: La música es una presencia con la que interactuamos de múltiples maneras, en diferentes momentos de nuestra vida y como parte de nuestra rutina.
· Su función en la vida no ordinaria: La música está presente en la vida íntima y colectiva significativa y especial, como lo son los rituales, ceremonias, celebraciones y en los momentos de introspección personal.